
Toda nueva mutación que contribuye a la
adaptación al ambiente de un individuo se expande con rapidez en el seno
de la especie, un proceso llamado selección adaptativa. Por el
contrario, hay regiones del genoma en las que cualquier mutación resulta
perjudicial y acaba siendo eliminada de la población, un proceso
denominado selección purificadora. Ambos procesos de selección, la
adaptativa y la purificadora, dejan firmas moleculares características
en el genoma. Mediante la comparación de los genomas de un gran número
de individuos de la misma especie y de otras especies próximas, se ha
logrado trazar el primer mapa de alta resolución de la selección natural
de un genoma, tanto de las regiones que codifican proteínas como de las
que no.
Se ha observado así que la huella de la
selección natural está presente a lo largo de todo el genoma, aunque la
importancia de los diferentes regímenes de selección depende tanto de
los sitios funcionales como de las regiones del genoma que se
consideren. Por ejemplo, se ha observado que la selección es más intensa
y efectiva en el cromosoma X que en el resto de cromosomas, lo que
conlleva una mayor velocidad de evolución del cromosoma sexual. Otra
importante observación ha sido que la tasa de recombinación genética
(variable a lo largo del genoma) desempeña un papel fundamental en la
capacidad que tiene la selección de mejorar adaptativamente las
distintas regiones del genoma. En una región con poca o nula
recombinación, la selección no puede evitar la degradación funcional de
la región. Además, numerosas variantes de genes nuevos, la mayoría de
ellos con una baja frecuencia, se asocian con rasgos cuantitativos y
explican una gran parte de la variación fenotípica.
Fuente: UAB divulga (a través de la web de Investigación y Ciencia)
Fuente: UAB divulga (a través de la web de Investigación y Ciencia)
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