Según la hipótesis de la higiene,
propuesta hace más de 20 años, la exposición a los microorganismos a una
edad temprana se asocia a una mayor protección frente a las
enfermedades inmunitarias. En ausencia de esas interacciones tempranas,
nuestras células inmunitarias tienden ocasionarnos problemas al avanzar
la edad, con lo que aumenta nuestra propensión a las enfermedades
inflamatorias y autoinmunitarias, como las alergias, el asma, la
enfermedad inflamatoria intestinal y la esclerosis múltiple.
Polen: una de las principales causas de alegia |
La hipótesis de la higiene permite
explicar por qué niños que crecen en granjas, expuestos a una mayor
cantidad y diversidad de gérmenes padecen con menor frecuencia de asma y
alergias, en comparación con los niños de ciudad.
Ahora un experimento ha reforzado esa
hipótesis, tras poner a prueba el sistema inmunitario de dos grupos de
ratones recién nacidos. Mientras que un grupo se hizo crecer en
condiciones normales, en un entorno con microbios, el otro se desarrolló
en un medio sin microorganismos. Los resultados demostraron que el
segundo grupo de animales se mostraban más propensos a sufrir colitis
(inflamación del colon) y asma alérgico que el primer grupo.
Pero, ¿de qué modo aportan protección los microorganismos?
El estudio comprobó que en los pulmones
e intestinos de los ratones sin microbios había un mayor número de
células asesinas naturales, células inmunitarias que provocan la
inflamación al detectar la presencia de ciertos microbios o moléculas
extrañas, los antígenos. Los investigadores habrían esperado un efecto
contrario, esto es, que la presencia de microbios intestinales daría
lugar a un aumento de las células inmunitarias. Esa observación
sorprendente contradice el conocimiento que se tenía sobre la relación
entre el desarrollo del sistema inmunitario y el contacto con
microorganismos.
En la investigación se demostró que
esa relación se basa en un mecanismo en el que interviene CXCL16, una
moléculla señalizadora del sistema inmunitario. La ausencia de microbios
intestinales desencadena una producción excesiva de CXCL16, la cual
estimula la acumulación de células asesinas naturales. De ahí las
reacciones de inflamación y la mayor propensión a las enfermedades
autoinmunitarias.
Según los autores, las investigaciones
de este tipo facilitan el desarrollo de nuevos tratamientos, ya que
permiten fijarse un objetivo entre las numerosas células y moléculas
señalizadoras que intervienen en el proceso de inflamación.
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