30 de marzo de 2012

La biodiversidad del medio agrícola

La mayoría de los estudios realizados hasta la fecha sobre la biodiversidad vegetal de los ecosistemas agrícolas y las medidas que se aplican en España para conservar la diversidad en los cultivos extensivos de cereales (reducir la utilización de pesticidas y fertilizantes, restringir las prácticas agrícolas en ciertas fechas y dejar sin cultivar una pequeña parte de las parcelas) solo afectan a la composición florística local. Sin embargo, un estudio ha comprobado que la biodiversidad total del medio agrícola depende de factores que actúan a diferentes escalas espaciales.

Existen varios tipos de diversidad dependiendo de la escala considerada. Se habla de diversidad alfa cuando se estudia la riqueza de especies en un contexto local, como en un campo de cultivo; diversidad beta, cuando examinamos cómo cambia el número especies presentes a lo largo de un gradiente ambiental o geográfico; y diversidad gamma, si se estudia la diversidad en una región.

La investigación se ha realizado en 32 campos de cultivo de cereal de tres regiones agrícolas del centro de España. Se ha examinado cómo contribuyen a la diversidad total los componentes de la diversidad en las distintas escalas, y cómo estos componentes responden a diferentes factores, como la aplicación de medidas agroambientales, el tamaño de los campos de cultivo, la conectividad y el mosaico paisajístico.
El efecto de la escala
Los elementos que más contribuyeron a la diversidad florística total fueron las diferencias en las especies de plantas entre regiones, y en segundo lugar, entre campos dentro de la misma región. La longitud de bordes naturales o seminaturales (linderos) aumentó sensiblemente la riqueza de especies, tanto a escala local como regional; de hecho, de las casi 300 especies de plantas encontradas, más del 80 por ciento se localizaron en los bordes de los campos. Por el contrario, la aplicación de medidas agroambientales solo aumentó la diversidad alfa (en el campo de cultivo).

Estos resultados cuestionan, de algún modo, la efectividad de las medidas actuales, que tienen claras limitaciones debido a su carácter local, ya que suelen realizarse en parcelas o pequeñas explotaciones agrarias y no benefician a los componentes que más contribuyen a la diversidad total.

El estudio concluye que los programas agroambientales deberían incorporar opciones de gestión dirigidas a conservar los bordes naturales o seminaturales, así como otros hábitats no productivos, para favorecer la migración desde estos hacia los cultivos y aumentar así la diversidad total de plantas a escala regional.

Más información en Ecological Applications (a través de la web de Investigación y Ciencia).

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